gatos en los árboles: a Nachi

lunes, 18 de diciembre de 2017

a Nachi


a mi Nachita.

Recuerdo perfectamente el día que me senté a escribir que Nachi por fin había caído en la trampa, contaba lo feliz que éramos. Que sólo quedaba ella en la comuna, que llevábamos año y medio intentando capturarla y no había manera de que esa cabrita con forma de gati cayese.

Recuerdo perfectamente aquella tarde, mi hermana y yo después de intentar TODO decidimos poner una vez más la jaula trampa sin mucha esperanza. Una a cada lado de la carretera, escondidas entre los coches vigilando y cruzando los dedos para que no pasase ningún humano en ese momento y se asustase. y de repente plaf! la trampa saltó.
Nuestras caras lo decían todo, pletóricas, saltábamos de felicidad! mientras a mi, que soy una flojeras, se me caían las lagrimillas.

Aquella tarde iba a cambiar su vida. atrás quedaban años de amargura, no volveríamos más a aquel lugar horrible.

De camino a casa en coche, yo la miraba y le contaba lo feliz que iba a ser, en su casiña, calentita sin tener que preocuparse de nada.

Estuvo meses sin dejarse tocar, bufando, echando la patitta de cuando en vez pero todo aquello era mentira, la pose de duda no iba con ella.

Hoy me siento para despedirme de ti, sin saber muy bien qué ha pasado, por qué te has ido de repente. Estoy triste y enfadada. No entiendo como no supe ver que algo pasaba. Hoy al ir a despertaros faltabas tú, faltaba tu rabito erguido entre todos vosotros. Me preocupé, tú siempre eras la primera en salir a saludarme, busqué, te llamé, sabía que tenías que estar dentro de la casa, jamás salías.
y allí estabas tú, acostadita y fría .
entonces el mundo se me vino abajo. Aún así te llamaba pensando por un momento que despertarías.

Nachi, te vi nacer y ahí supe que serías uno de los amores de mi vida.
Te echo tanto tanto de menos, echo de menos asomarme por la ventana de la cocina y verte tumbada al sol con tu súper panza rechonchita, echo de menos como subías al muro y te pasabas horas provocando a los perros del vecino, como jugabas con las pelotas o esas carreras de gatiloca que te marcabas o sobre todo cuando os ponía la comida húmeda y le ibas dando capones a todos los demás por pesados mientras me abrías el paso.

La gente no entienda que esté así por ti, por una gata de la calle.
No, era mi Nachi, mi amor, mi familia.


Gata salvaje con tu pasión.

Con tu dulzura, arráncame el corazón!

A Nachi.

TE QUIERO.

Allá donde estés, estoy.



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